Querida familia Jiménez
Ministros, Ministras,
subsecretarios y autoridades
Alcalde de la Ilustre
Municipalidad de Recoleta, Daniel Jadué
Dirigentes sindicales y
sociales
Dirigentes ANEF y asociaciones
afiliadas
Compañeros y compañeras
Amigos y amigas
Valoramos y agradecemos su
presencia en este acto en el que conmemoramos nuevamente la gesta heroica de un
dirigente sindical y empleado público que ofrendó su vida por la libertad, la
justicia social y la causa de los trabajadores y en especial de los trabajadores
del Estado.
Tucapel, uno de los nuestros, deja como legado
su compromiso y su consecuencia, un hombre sencillo que desafió una cruel
dictadura, a sabiendas de que el dictador lo tenía amenazado y que su vida
corría peligro, no dudó y prosiguió su lucha por la recuperación de la
democracia en nuestro país. Él fue elegido el articulador de un movimiento, que
junto a otros dirigentes sindicales como Manuel Bustos, el Loco Cuevas, la Coordinadora
Nacional Sindical, El grupo de los 10, el FUT y tantos otros, se organizaron el
año 82 para enfrentar la tiranía imperante.
Tucapel, El “Walessa chileno”
como lo identificó Pinochet, sin un arma en la mano y sus escuálidos ingresos
como taxista, porque ya había sido exonerado de su trabajo en la Dirinco, hoy
Sernac, se había constituido como un peligro para la dictadura sólo por la
convicción de sus ideas y la credibilidad que generaba su figura. Así lo concluye el juez Sergio Muñoz, quien
llevó la causa en su época, y hoy Presidente de la Corte Suprema, quien jugó un
trascendental y valioso papel en el esclarecimiento y sanción a la mayoría de
los culpables.
Compromiso y consecuencia
son los valores que también han inspirado a nuestros máximos líderes del
sindicalismo, como Recabarren, Don Clotario, Tucapel y Manuel Bustos. Hombres
con convicciones y utopías que siempre sirvieron y nunca se sirvieron de los
demás, que hicieron lo que dijeron y que vivieron lo que pensaron. Principios
que permanecen como requisitos y parámetros y que en la actualidad reclaman los
funcionarios públicos a sus dirigentes, como también a sus directivos.
Son principios y valores que
también reclama la ciudadanía para aquellos servidores públicos que aspiran a
representarnos en el Parlamento, pero
que en ocasiones llegan ahí utilizando delictuales métodos, evadiendo
impuestos, falsificando documentos públicos o torciendo la ley, como hemos
visto en el caso Penta y Soquimich con el financiamiento de campañas. Casos donde,
después de un debido proceso judicial,
los involucrados deberían pagar con la prisión y la renuncia de sus
cargos.
También aquellos que hacen
uso de su poder o su influencia como directivos para enriquecerse personalmente
y quienes ejercen su rol de manera corrupta.
No avalamos ni aceptamos la
corrupción dentro de los organismos estatales. Estos hechos impactan en la
honorabilidad y en la autoestima de nuestros funcionarios públicos. En la
ventanilla de atención o en la fila de espera, por culpa de esta gente, muchos
de nuestros compañeros son catalogados como flojos o corruptos, por lo que la
ANEF rechaza este tipo de actos.
¡¡Que lo sepan los
corruptos!! ¡¡Los vamos a denunciar!! ¡¡Estén donde estén y sean quienes sean!! Y
si hay entre los nuestros, con mayor razón. La función pública, como nos enseñó
Tucapel, debe estar basada en el mérito y la probidad. La función pública es
nuestra fuente de trabajo y debemos cuidarla, y
como dirigentes debemos proteger a nuestros asociados limpiando el
servicio público de corruptos, que desprestigian al Estado y sus trabajadores.
La conmemoración de este 33
Aniversario de la muerte de Tucapel se inscribe dentro de lo que ha sido el
primer año de gobierno de la Presidenta Bachelet, muy diferente al Aniversario
pasado, en que el Gobierno de derecha llegaba a su fin, después de exonerar a
11.000 funcionarios públicos, tercerizar funciones, principalmente, en
educación y salud, y no presentar avances en materia de relaciones laborales.
Este primer año transcurrido, muestra cambios importantes respecto del gobierno
anterior en materias tributarias, educacionales, políticas y otras, y se viene
la discusión sobre otros temas estratégicos y valóricos, como son la
descentralización, el aborto, las reformas laborales y reformas constitucionales,
entre los principales. En ellos queremos jugar un rol activo, principalmente,
en las reformas laborales, en donde los funcionarios públicos fuimos excluidos
y por lo tanto, reclamamos los derechos que nos son comunes con el sector
privados y que han sido reconocidos internacionalmente, pero que en nuestro
país, la legislación nacional no los reconoce, incluso existe la prohibición
para ejercerlos, como son el derecho a la negociación colectiva y el derecho a
la huelga. ¿Qué razón existió para que al menos estos dos impedimentos no
hubiesen sido derogados en el proyecto en curso? Disposiciones que por lo demás no son
cumplidas y por lo tanto, están obsoletas, porque en la práctica, el sector
público negocia y se moviliza. ¿Qué razón ha existido para que en este proyecto
de reforma laboral no se legisle para que las organizaciones del sector público
tengan también el derecho a la titularidad en la negociación colectiva y en
materia de relaciones laborales el derecho a la tutela? O, ¿Por qué la
legislación laboral en el sector público, no contempla sanciones a las
prácticas antisindicales?, porque como dice Garay… ¡pucha que las hay!!
Pensamos que el Estado
Empleador en materia de derechos laborales debe ser un ejemplo para ejercer con
propiedad su labor fiscalizadora frente al sector privado.
Si el Gobierno ha excluido
estos temas en el proyecto de reformas laborales que se discute en el congreso,
porque espera que estas demandas sean tratadas en la negociación sectorial que
instauró con la ANEF, junto a los temas de empleo, carrera funcionaria,
remuneraciones, incentivos al retiro, buenas prácticas laborales y otros, en la
que llevamos cerca de un año de conversaciones y diagnósticos, queremos
decir, aquí , ahora y con mucha claridad, que ha llegado la hora de obtener
resultados, y por tanto, anunciamos, que este año deberá ser un año de cosechas
o de movilizaciones. Somos una
organización con propuesta, que privilegia el dialogo y la negociación, somos
una organización diversa, pero con unidad en la acción y hoy somos la
Confederación Sindical más grande del país.
Pero también deben saber, nuestra contraparte, el Gobierno, que creemos
firmemente en la autonomía sindical y que sabemos que nadie regala, por lo
que frente al conflicto actuaremos unidos y con toda la fuerza de la
organización. ¿O no compañeras y
compañeros?.
También durante este año
importantes cambios se anuncian en la estructura del Estado, a propósito del
proyecto sobre descentralización de las funciones, competencias, recursos y
personal desde el Estado Central a las regiones del país. Sobre esta materia reclamamos que ni en el
debate ni en la elaboración de los contenidos de este proyecto fuimos
considerados, a pesar de que hace casi un año, mantenemos un sistemático
diálogo con el Gobierno en nuestra mesa sectorial. Somos partidarios de un
proceso descentralizador que otorgue facultades para resolver problemas que
viven las regiones y las diferentes localidades del país y que propicie un
desarrollo equitativo. Pero este proceso debe ser ampliamente participativo,
que permita fortalecer el Estado, no reducirlo ni atomizarlo, que resguarde la
integridad de las políticas públicas nacionales y que proteja el empleo y los
derechos laborales de las y los funcionarios públicos. Con éstos parámetros
desplegaremos la acción de nuestra ANEF en todos los ámbitos: gobierno,
congreso, regiones y nuestras bases. Pero que todos lo sepan, por sobre todo, nos jugaremos por los derechos
de nuestros funcionarios públicos.
Compañeras y compañeros,
iniciamos un nuevo año de lucha sindical en un escenario de cambios y reformas
estructurales, de las cuales queremos ser actores protagónicos, conjuntamente,
con las organizaciones sociales de nuestro país que son las reales impulsoras
de las cambios que vivimos. El sacrificio de Tucapel nos motiva para que este año sea el año de los
funcionarios públicos.
El ejemplo de Tucapel y don
Clotario nos enseña que una vida sin principios
y valores, que una vida sin convicciones ni utopías o una vida sin
proyectos, es un conjunto vacío que no tiene sentido y si estos no se llevan a
la práctica diariamente, lo cual significa actuar en consecuencia, termina
siendo un engaño. Por ello recordamos permanentemente a nuestros líderes, ellos
están vivos en nuestra memoria y cada año nos encontramos aquí para nutrirnos
con su ejemplo. Ellos dieron su vida para darnos felicidad.
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