lunes, 2 de marzo de 2015

Tucapel Jimenez. A 33 años de su asesinato!!



Querida familia Jiménez
Ministros, Ministras, subsecretarios y autoridades
Alcalde de la Ilustre Municipalidad de Recoleta, Daniel Jadué
Dirigentes sindicales y sociales
Dirigentes ANEF y asociaciones afiliadas
Compañeros y compañeras
Amigos y amigas
Valoramos y agradecemos su presencia en este acto en el que conmemoramos nuevamente la gesta heroica de un dirigente sindical y empleado público que ofrendó su vida por la libertad, la justicia social y la causa de los trabajadores y en especial de los trabajadores del Estado.
Tucapel,  uno de los nuestros, deja como legado su compromiso y su consecuencia, un hombre sencillo que desafió una cruel dictadura, a sabiendas de que el dictador lo tenía amenazado y que su vida corría peligro, no dudó y prosiguió su lucha por la recuperación de la democracia en nuestro país. Él fue elegido el articulador de un movimiento, que junto a otros dirigentes sindicales como Manuel Bustos, el Loco Cuevas, la Coordinadora Nacional Sindical, El grupo de los 10, el FUT y tantos otros, se organizaron el año 82 para enfrentar la tiranía imperante.
Tucapel, El “Walessa chileno” como lo identificó Pinochet, sin un arma en la mano y sus escuálidos ingresos como taxista, porque ya había sido exonerado de su trabajo en la Dirinco, hoy Sernac, se había constituido como un peligro para la dictadura sólo por la convicción de sus ideas y la credibilidad que generaba su figura.  Así lo concluye el juez Sergio Muñoz, quien llevó la causa en su época, y hoy Presidente de la Corte Suprema, quien jugó un trascendental y valioso papel en el esclarecimiento y sanción a la mayoría de los culpables.
Compromiso y consecuencia son los valores que también han inspirado a nuestros máximos líderes del sindicalismo, como Recabarren, Don Clotario, Tucapel y Manuel Bustos. Hombres con convicciones y utopías que siempre sirvieron y nunca se sirvieron de los demás, que hicieron lo que dijeron y que vivieron lo que pensaron. Principios que permanecen como requisitos y parámetros y que en la actualidad reclaman los funcionarios públicos a sus dirigentes, como también a sus directivos.
Son principios y valores que también reclama la ciudadanía para aquellos servidores públicos que aspiran a representarnos en  el Parlamento, pero que en ocasiones llegan ahí utilizando delictuales métodos, evadiendo impuestos, falsificando documentos públicos o torciendo la ley, como hemos visto en el caso Penta y Soquimich con el financiamiento de campañas. Casos donde, después de un debido proceso judicial,  los involucrados deberían pagar con la prisión y la renuncia de sus cargos.
También aquellos que hacen uso de su poder o su influencia como directivos para enriquecerse personalmente y quienes ejercen su rol de manera corrupta.
No avalamos ni aceptamos la corrupción dentro de los organismos estatales. Estos hechos impactan en la honorabilidad y en la autoestima de nuestros funcionarios públicos. En la ventanilla de atención o en la fila de espera, por culpa de esta gente, muchos de nuestros compañeros son catalogados como flojos o corruptos, por lo que la ANEF rechaza este tipo de actos.
¡¡Que lo sepan los corruptos!! ¡¡Los vamos a denunciar!! ¡¡Estén donde estén y sean quienes sean!! Y si hay entre los nuestros, con mayor razón. La función pública, como nos enseñó Tucapel, debe estar basada en el mérito y la probidad. La función pública es nuestra fuente de trabajo y debemos cuidarla, y  como dirigentes debemos proteger a nuestros asociados limpiando el servicio público de corruptos, que desprestigian al Estado y sus trabajadores.
La conmemoración de este 33 Aniversario de la muerte de Tucapel se inscribe dentro de lo que ha sido el primer año de gobierno de la Presidenta Bachelet, muy diferente al Aniversario pasado, en que el Gobierno de derecha llegaba a su fin, después de exonerar a 11.000 funcionarios públicos, tercerizar funciones, principalmente, en educación y salud, y no presentar avances en materia de relaciones laborales. Este primer año transcurrido, muestra cambios importantes respecto del gobierno anterior en materias tributarias, educacionales, políticas y otras, y se viene la discusión sobre otros temas estratégicos y valóricos, como son la descentralización, el aborto, las reformas laborales y reformas constitucionales, entre los principales. En ellos queremos jugar un rol activo, principalmente, en las reformas laborales, en donde los funcionarios públicos fuimos excluidos y por lo tanto, reclamamos los derechos que nos son comunes con el sector privados y que han sido reconocidos internacionalmente, pero que en nuestro país, la legislación nacional no los reconoce, incluso existe la prohibición para ejercerlos, como son el derecho a la negociación colectiva y el derecho a la huelga. ¿Qué razón existió para que al menos estos dos impedimentos no hubiesen sido derogados en el proyecto en curso?  Disposiciones que por lo demás no son cumplidas y por lo tanto, están obsoletas, porque en la práctica, el sector público negocia y se moviliza. ¿Qué razón ha existido para que en este proyecto de reforma laboral no se legisle para que las organizaciones del sector público tengan también el derecho a la titularidad en la negociación colectiva y en materia de relaciones laborales el derecho a la tutela? O, ¿Por qué la legislación laboral en el sector público, no contempla sanciones a las prácticas antisindicales?, porque como dice Garay… ¡pucha que las hay!!
Pensamos que el Estado Empleador en materia de derechos laborales debe ser un ejemplo para ejercer con propiedad su labor fiscalizadora frente al sector privado.
Si el Gobierno ha excluido estos temas en el proyecto de reformas laborales que se discute en el congreso, porque espera que estas demandas sean tratadas en la negociación sectorial que instauró con la ANEF, junto a los temas de empleo, carrera funcionaria, remuneraciones, incentivos al retiro, buenas prácticas laborales y otros, en la que llevamos cerca de un año de conversaciones y diagnósticos, queremos decir, aquí , ahora y con mucha claridad, que ha llegado la hora de obtener resultados, y por tanto, anunciamos, que este año deberá ser un año de cosechas o de movilizaciones.  Somos una organización con propuesta, que privilegia el dialogo y la negociación, somos una organización diversa, pero con unidad en la acción y hoy somos la Confederación Sindical más grande del país.  Pero también deben saber, nuestra contraparte, el Gobierno, que creemos firmemente en la autonomía sindical y que sabemos que nadie regala, por lo que frente al conflicto actuaremos unidos y con toda la fuerza de la organización.  ¿O no compañeras y compañeros?.
También durante este año importantes cambios se anuncian en la estructura del Estado, a propósito del proyecto sobre descentralización de las funciones, competencias, recursos y personal desde el Estado Central a las regiones del país.  Sobre esta materia reclamamos que ni en el debate ni en la elaboración de los contenidos de este proyecto fuimos considerados, a pesar de que hace casi un año, mantenemos un sistemático diálogo con el Gobierno en nuestra mesa sectorial. Somos partidarios de un proceso descentralizador que otorgue facultades para resolver problemas que viven las regiones y las diferentes localidades del país y que propicie un desarrollo equitativo. Pero este proceso debe ser ampliamente participativo, que permita fortalecer el Estado, no reducirlo ni atomizarlo, que resguarde la integridad de las políticas públicas nacionales y que proteja el empleo y los derechos laborales de las y los funcionarios públicos. Con éstos parámetros desplegaremos la acción de nuestra ANEF en todos los ámbitos: gobierno, congreso, regiones y nuestras bases. Pero que todos lo sepan,  por sobre todo, nos jugaremos por los derechos de nuestros funcionarios públicos.
Compañeras y compañeros, iniciamos un nuevo año de lucha sindical en un escenario de cambios y reformas estructurales, de las cuales queremos ser actores protagónicos, conjuntamente, con las organizaciones sociales de nuestro país que son las reales impulsoras de las cambios que vivimos. El sacrificio de Tucapel nos  motiva para que este año sea el año de los funcionarios públicos.
El ejemplo de Tucapel y don Clotario nos enseña que una vida sin principios  y valores, que una vida sin convicciones ni utopías o una vida sin proyectos, es un conjunto vacío que no tiene sentido y si estos no se llevan a la práctica diariamente, lo cual significa actuar en consecuencia, termina siendo un engaño. Por ello recordamos permanentemente a nuestros líderes, ellos están vivos en nuestra memoria y cada año nos encontramos aquí para nutrirnos con su ejemplo. Ellos dieron su vida para darnos felicidad.

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